noviembre 17, 2011

La UE: doble rasero frente a Libia

La semana pasada me tocó ir a dos conferencias por cortesía de la profa de Derecho Internacional... y la verdad es que mereció, y mucho, la pena. Fueron conferencias interesantísimas y para nada pesadas. Aquí dejo copiada el resumen-conclusión que he tenido que hacer de la primera (me podría currar un post, pero creo que esto ya está bastante bien) y dentro de un rato postearé la segunda. ¡Espero que os guste! (y sí, yo presento esto en clase...)

La Unión Europea: doble rasero frente a Libia
Javier de Lucas

En esta conferencia, Javier de Lucas realizó una, a mi parecer, excelente argumentación sobre el doble rasero que la UE en general e Italia en particular han esgrimido a la hora de lidiar con el conflicto Libio.
Empezó señalando que, en todo conflicto armado, es más que previsible que la población civil decida huir a lugares donde la situación sea pacífica. Esto es algo más que comprobado por todas las guerras habidas a lo largo de la historia. Por tanto, era de esperar que la población Libia (y también un número importante de personas de países cercanos asentados en territorio libio) se desplazara. Los flujos de personas se dirigieron, principalmente, hacia el norte, mucho más desarrollado que los países al sur de Libia y, por tanto, supuestamente mejor preparado para acoger a estas personas que, recordemos, son refugiados de guerra. En concreto, la mayor parte de los desplazados buscaron refugio en Egipto, Túnez y la Unión Europea, a la que intentaron acceder principalmente por Malta y, sobretodo, Italia.
Túnez, un país que estaba recuperándose de su propia revolución (y por tanto, se encontraba en peores condiciones de atender a los refugiados que la Unión Europea), abrió sus puertas a unas 400.000 personas. En cambio, los cálculos sitúan el número de inmigrantes llegados a costas europeas (básicamente, Italia) en una cifra inferior a los 40.000
Ya de entrada, vemos aquí una gran diferencia: Túnez, recién salida de una revolución, encuentra la manera de acoger a 400.000 refugiados. Italia, por su parte, se niega a acoger a un número de personas que representa el 10% de las acogidas por Túnez.
Y es en este rechazo italiano donde vemos el doble rasero, la hipocresía, de la civilizadísima Europa. Recordemos que tanto la Unión Europea como sus Estados miembros (de los que Italia, como todos sabemos, forma parte) han firmado multitud de acuerdos en los que se habla de derechos humanos, de ayuda a los refugiados… Acuerdos que, en este caso, parecen quedar aparcados.
En primer lugar, Italia no reconoció el estatus de refugiados a la gente que se agolpaba a sus puertas, aduciendo que se trataban de inmigrantes económicos. Si bien cabe la posibilidad de que algunos efectivamente lo fueran, lo cierto es que estaba más que constatado que provenían de una zona en conflicto y, por tanto, lo que correspondía era acogerles como tal y posteriormente evaluar caso por caso que esto era así. Esto, como ya he señalado, no se hizo, y por tanto las gentes fueron tratados como inmigrantes económicos y, en algunos casos, devueltos directamente a Libia. Es importante señalar aquí los siguientes puntos:
- Se está devolviendo a la gente a un país en pleno conflicto, caracterizado además por una brutal represión.
- Se les devuelve a un país que no tenía firmados los acuerdos de Derechos Humanos, y, por tanto, donde no se podía esperar que se respetasen.
- Muchos de los devueltos ni siquiera eran libios, por tanto, en lugar de ser repatriados a sus lugares de origen, eran enviados a un país en guerra, sin respeto a los derechos humanos, donde siguen siendo extranjeros.
Todo esto fue posible en virtud de una serie de acuerdos de devolución entre el gobierno de Berlusconi con Gadafi, mediante los cuales no era necesario ni siquiera abrir un expediente.
Por tanto, Italia estaba devolviendo a un país en conflicto, en el que no se respetan los derechos humanos, a un contingente de personas, algunas de las cuales ni siquiera eran originarias  de dicho país. Y todo esto lo realiza conscientemente, es decir, sabiendo perfectamente que lo está haciendo.
Todo esto es consentido por la Unión Europea. Ésta podría haber adoptado otras medidas, más acordes con esos acuerdos sobre derechos humanos que tanto pregona: podría, por ejemplo, haber ayudado a Túnez o haber empleado medios de control de fronteras para atender a los refugiados (atender, que no expulsar) De nuevo hemos de hablar de los tratados de derechos humanos: en virtud de éstos, la UE y sus miembros tienen obligaciones jurídicas para con los refugiados, que pasan por no rechazar y luego examinar si se es o no refugiado. Esto no se hizo en este caso.
Esta es, en general, la línea principal de argumentación del profesor de Lucas. A mi parecer, una argumentación muy acertada. Tengamos presente que, en otros conflictos (los Balcanes, por ejemplo) sí se previó y se atendió a los refugiados de forma efectiva. Por tanto, no hay, a priori, ninguna razón de auténtico peso para la actuación de la UE. ¿Fue la crisis, esa razón? Yo no la considero válida, pues Túnez, sin duda en peores condiciones, fue capaz de cumplir con los compromisos en materia de derechos humanos. ¿Por qué no lo hizo la UE? A mí, la única razón que se me ocurre es que “no quiso”. En los posibles porqués prefiero no entrar, pero lo cierto es que nadie quiso moverse para hacer cumplir esos derechos humanos que los europeos proclamamos a los cuatro vientos y nos enorgullecemos de firmar y proteger. Lo cual, a mi parecer, debería hacernos sentir una eurovergüenza generalizada (yo, desde luego, la siento) y replantearnos nuestra posición y nuestra opinión respecto a los derechos humanos.

0 comments:

Publicar un comentario

Related Posts Plugin for WordPress, Blogger...

Countdowns


Make your own Countdown Clocks

 
;